Cómo vivir como el mayordomo de un frío duque del norte: Capítulo 9

 

Capítulo 9

—Amiguito, si tienes problemas para ver la sangre, puedes retroceder y darte la vuelta.

—...Ah, no, puedo manejarlo.

—Entonces, ¿puedes traerme unas tijeras?

—¿Tijeras?

—Creo que voy a tener que cortar un poco el vendaje.

—Ah, sí. Creo que las vi antes en el cajón de mi escritorio, dame un minuto.

Al ver que Ronen se ponía en pie, el Archiduque desenvolvió las vendas mientras tanto. Fue un toque cuidadoso y rápido. Sus ojos estaban calmados y deliberados mientras examinaba su mano, arañada y roja por el veneno.

A Ed le hormigueaban las yemas de los dedos mientras se miraba las cicatrices de las manos, deseando cerrarlas en un puño en cualquier momento.

—Estoy bien, señor. Su Alteza.

La visión de una herida sangrante no era agradable, así que cuando Ed intentó apartar su mano, el Archiduque ejerció un poco más de presión sobre su muñeca.

—Cuando vas a la guerra, no es raro ver heridas como esta.

El Archiduque, que sonrió levemente como queriendo decir que todo estaba bien, envolvió un par de veces la mano de Ed con la venda que había desenvuelto para cubrir la herida que le preocupaba. Luego se volvió y habló con Ronen.

—Pequeño maestro, ¿crees que podrías traerme algo para usar como venda?

—¿Vendas?

Ronen encontró unas tijeras en el cajón de su escritorio y el Archiduque asintió.

—Un paño limpio está bien.

—Oh, espera. —Le dijo Ed a Ronen, que rebuscaba furiosamente en los cajones de su escritorio—. Hay algunas cosas en el segundo cajón de la izquierda que podrían ayudar con las heridas, joven maestro.

Ed guardaba un pequeño botiquín en un cajón de su escritorio, ya que los pequeños cortes eran habituales en el desconocido trabajo de un criado.

Ronen encontró la caja, la trajo entera y se la tendió al Archiduque.

—Aquí tiene.

—Gracias, pequeño.

Tras cortar la venda con unas tijeras, excepto la parte que envolvía la mano de Ed, el Archiduque abrió el botiquín, sacó una venda limpia y fresca y la envolvió suavemente alrededor de la mano de Ed.

Entonces, Ronen, que solo había entregado el botiquín y se había distanciado del Archiduque, se fue moviendo poco a poco. Se movió hacia un lado como un cangrejo, acercándose con cautela, hasta situarse al lado del Archiduque y miró las vendas de las manos de Ed.

Al aplicar suavemente la venda en la mano de Ed, el Archiduque vio que los ojos de Ronen seguían el movimiento de la venda y movió la mano un poco más despacio, antes de volver la cabeza y fijar la mirada en Ronen.

—¿Le gustaría probarlo, joven maestro?

—Uh, ¿puedo?

—Por supuesto.

Agarrando la muñeca de Ed y manteniendo su mano firme, el Archiduque tendió las vendas a Ronen.

A Ed le picaban las yemas de los dedos y ahora estaba sudando, pero no quería interrumpir la unión entre los hermanos perdidos hacía tiempo.

Levantándose de su silla, el Archiduque ofreció su asiento y Ronen lo tomó. El Archiduque miró la parte superior de la cabeza de Ronen y sonrió en silencio, bajó la cabeza y explicó. Su voz era amable y gentil.

—Ahora, antes de empezar a vendar, es importante identificar dónde y cómo está herido, para saber por dónde empezar.

Ronen asintió.

—Sí.

—Cuando lo revisé, Ed se había hecho daño en la palma de la mano y en los dedos, así que pensé que sería buena idea vendárselos por separado, para que pudiera mover los dedos y evitar los coágulos de sangre.

Ronen miró pensativo la mano de Ed.

—Entonces, ¿qué debo hacer a continuación?

—Bueno, ya que la venda sigue suelta, ¿no sería bueno envolver la mano de Ed con un vendaje más?

—Sí, es una gran idea.

Las orejas de Ronen enrojecieron ante el oportuno cumplido.

El Archiduque miró esas lindas orejas y aconsejó.

—Si tiras demasiado fuerte de la venda y la envuelves con fuerza, no dejará pasar la sangre, así que es algo con lo que hay que tener cuidado.

—Vale, entonces si lo envuelvo así, ¿funcionará?

—Sí, eso también está bien, eres muy bueno en eso.

El manejo de las vendas por parte de Ronen fue un poco torpe y descuidado al cruzarlas en X, pero el Archiduque le ayudó a colocarlas correctamente.

—Eres realmente bueno en esto, Ronen.

Las orejas de Ronen volvieron a sonrojarse ante los continuos elogios del Archiduque, y trabajó sus manos con cuidado hasta el final.

—¿Qué piensas, Ed? ¿Está bien?

Ronen, quien unió fuerzas con el Archiduque para cambiar el vendaje de la mano de Ed, sonrió con orgullo.

Ed, que de repente se convirtió en el primer paso entre el Gran Duque del Norte y Ronen, bajó la mirada. Miró su mano delicada, recta y vendada.

—Sí, muy bien.

Pero eso no fue todo.

—Así que vamos a envolver los dedos alrededor ahora, ¿de acuerdo?

Aparentemente complacido, el Archiduque miró a Ed y volvió a ponerle la venda, y los dedos de Ed se crisparon.

Y así, con los dedos vendados bajo la atenta mirada del Archiduque y Ronen, Ed dejó escapar un pequeño suspiro.

—¿Qué te parece, Ed? ¿Está bien?

Mientras le vendaban cuidadosamente cada dedo, Ed movió suavemente la mano. Sentía molestias en los dedos donde los había tocado el veneno, pero gracias a Ronen y a la diligencia del Archiduque, no le costó mucho moverlos.

—Sí, muchas gracias. Joven maestro Ronen.

Levantó la cabeza y miró al Archiduque.

—Muchas gracias, Alteza.

Entonces pensó.

"Si llevan tanto tiempo tomándose de las manos, deben haber desarrollado algún tipo de vínculo".

Entre Ronen y el Archiduque.

E incluso entre el Archiduque y él mismo.

Ed volvió a bajar la cabeza, incómodo por la atención que estaba recibiendo, y dejó escapar una pequeña tos.

"Sí, en este ambiente, no sería mala idea hacer el test de relaciones familiares".

Ed se metió debajo de la cama. Cogió la herramienta a la que no había podido llegar antes porque el Archiduque le había agarrado la muñeca.

—...Uh, eso.

Mientras Ed sacaba la caja de debajo de la cama, Ronen ladeó la cabeza con perplejidad.

—Sí, Maestro Ronen. Es la herramienta de detección para determinar los lazos familiares.

—¿Por qué?

—Al parecer, Su Alteza también está buscando a un familiar perdido.

—Ah.

Tras una breve pausa, Ronen miró al Archiduque. Era una mirada de admiración. El Archiduque, con quien se había hecho un poco amigo, parecía reconocer que él también había perdido a su familia.

—Por eso intento averiguar si Su Alteza y yo somos parientes, joven maestro.

—...¿Ed?

La persona que buscaba el Archiduque era un niño de unos diez años. Ronen tenía nueve, así que más o menos era de su edad.

Pero aunque el Archiduque sabía que Ed no era su hermano, no refutó lo que estaba haciendo.

Ed podía sentir que el Archiduque observaba la situación para asegurarse de que el joven Ronen no se sintiera agobiado.

Había una razón por la que Ed hacía las cosas de esta manera. Quería demostrarle a Ronen que no tenía miedo de probar él primero con el Archiduque, en lugar de usar directamente con el niño la herramienta.

Esto se debía a que había una escena en la historia original en la que Ronen se sentía incómodo con la idea de hacer una prueba de relación familiar con el Archiduque.

A Ronen, que se había convertido en erizo en ese momento, le preocupaba que el Archiduque no fuera pariente suyo. También se preguntaba si el Archiduque estaba haciendo esta prueba familiar porque no confíaba en él.

Ronen aún era joven, a diferencia de la historia original, pero Ed quería asegurarse de que no se quedara con ninguno de esos sentimientos.

El Archiduque podría tener la corazonada de que Ronen era su hermano, pero Ronen no lo sabría hasta que viera los resultados.

—Yo... Su Alteza, lo siento, pero me preguntaba si podría extender su brazo. También estoy buscando a mi familia perdida.

El Archiduque miró a Ed y se subió la manga sin decir palabra.

No, pero ¿por qué era tan elegante la forma de arremangarse?... Ed se frotó las comisuras de los ojos cansados.

Glup.

Y por alguna razón, Ronen tragó saliva, más nervioso que Ed.

"¿Por qué está así?"

Sacudiendo la cabeza, Ed colocó herramienta de inspección en el brazo izquierdo del Archiduque.

Esta herramienta de inspección parecía un par de esposas.

Cuando las manos de Ed y el Archiduque fueron colocadas en ambas esposas, la piedra mágica empezó a leer su información biográfica y a buscar conexiones familiares. Los instrumentos de análisis más baratos requerían sangre para producir resultados, pero no este.

Ed introdujo el papel de prueba en la herramienta de inspección, pulsó el botón OK y Ronen volvió a tragar saliva.

"Qué raro. ¿Por qué está tan nervioso?"

"Me temo que el Archiduque y yo no somos familia, pero quiero que tú seas familia con él, no conmigo".

Tururú.

Mientras estaba distraído, se mostraron los resultados de la prueba de parentesco de Ed y el Archiduque.

La herramienta de inspección de Ed pudo identificar relaciones familiares según el color de la piedra mágica adherida a las esposas.

Verde si la relación familiar era correcta.

O rojo si no.

Amarillo cuando no se podía emitir un juicio preciso en este momento.

Si la inspección daba como resultado una calificación amarilla o superior, podría entonces inspeccionarse en un centro de inspección más fiable aprobado por la familia imperial.

Y finalmente, cuando se recibía la aprobación, se completaban todas las inspecciones.

—Ah.

—...

El resultado de la prueba de parentesco realizada por el Archiduque y Ed fue, como era de esperar, rojo.

Era una conclusión inevitable.

—...Desafortunadamente, el Archiduque y yo no somos familia.

Entonces Ronen rompió a llorar.

—Yo, lo siento. Ed.

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